Qué hacer y qué ver en Altea
Considerado uno de los pueblos más bonitos de la Comunidad Valenciana, Altea se ha consolidado como un destino turístico imprescindible de la Costa Blanca. Entre dos gigantes de la urbanización turística, Benidorm y Calpe, y también muy cerca de las preciosas playas de Jávea, la localidad de Altea ha sabido combinar a la perfección el turismo de sol y playa y el cultural con un encanto envidiable.
Altea es uno de los rincones más bellos de la costa levantina. Situada en una colina, sus calles empedradas descienden suavemente hacia el mar, dotadas de torres y miradores desde donde se puede disfrutar de espléndidas vistas panorámicas.
Su ubicación es inmejorable: al sur del Peñón de Ifach, un afloramiento de 332 metros que emerge del mar y al norte de Alfaz del Pi, en el incomparable entorno del Parque Natural Sierra Helada.
El Paseo Marítimo de Altea, bullicioso y repleto de comercios, junto al puerto deportivo, es un paseo de casi 4 kilómetros de longitud que comienza en la vecina localidad de Albir y finaliza en la playa de la Roda junto al llamado Mirador del Paseo Marítimo.
Altea cuenta con 8 km de costa y más de una decena de playas con una característica en común: no son de arena. Todas las playas de Altea están formadas por cantos rodados blancos de diversos tamaños. La ventaja de Altea sobre localidades cercanas como Calpe o Benidorm, cuyas playas sí que son de arena fina, es que no está tan masificado.
A orillas del mar se encuentra el puerto pesquero. La playa de La Olla, la más cercana, está llena de pequeñas embarcaciones y un chiringuito. Con más de 1 km de extensión, agua transparente, vistas del Peñón de Ifach y varios restaurantes a pie de mar, es una opción tranquila para descansar.
Cuenta con dos islas pequeñas; L’Illot y L’Illeta, a las que se puede llegar en kayak. Además, es el lugar donde se celebra el famoso Castell de l’Olla el 10 de Agosto, que es la celebración de la festividad de San Lorenzo, donde se pueden contemplar unos magníficos fuegos artificiales.
La playa del Cap Negret es una playa de grava fina y cómoda, semiurbana, con dos kilómetros de extensión y también de muy baja ocupación, que está rodeada de rocas volcánicas.
La playa La Roda es la más cercana al centro histórico pero suele estar más concurrida que las anteriores. Ha sido galardonada con el distintivo de Bandera Azul.
Algo más alejadas del centro urbano y en un entorno virgen y protegido se encuentran las playas del Parque Natural Serra Gelada. Son pequeñas, están escondidas entre acantilados y son de difícil acceso. Entre ellas cabe destacar la cala del Médico y la playa de La Mina (las más cercanas a Altea) y las calas de Almadraba y Tío Ximo (muy cercanas a Benidorm).
Todas estas playas ofrecen diferentes tipos de deportes, por lo que el turismo activo es algo fácil de hacer en Altea: desde los tradicionales buceo y kayak, hasta los más modernos y reconfortantes como el surf a remo o pilates. Algunas de las playas de Altea, como la playa Cep de Blanc y la Playa del Albir, están repletas de actividades y servicios para niños, con redes de voleibol, porterías de fútbol e instalaciones de escalada.
Si hay algo imprescindible que hacer en Altea, es pasear por el Pueblo Antiguo («El Fornet»), con sus calles empedradas y casas blancas, adornadas con rejas negras de hierro forjado y geranios de colores. Por estas calles encontraremos algunas plazas muy bonitas, como La Plaça de L’Aigua, o la Plaza de la Cruz.
Para acceder hasta una de las calles más bonitas del centro hay que cruzar por una de las puertas de acceso de las viejas murallas de Altea, el llamado Portal Vell o Puerta de Valencia. En la actualidad, sólo quedan dos puertas de acceso, Portal Vell y Portal Nou o Puerta del Mar. También se conservan algunos restos de la muralla renacentista, totalmente integrados en el conjunto arquitectónico actual.
Prácticamente todas las calles tienen su encanto y unas vistas excepcionales, por lo que es una buena opción perderse caminando por este bello pueblecito. Sin embargo, hay cuatro calles que no debes dejar de ver en Altea: la calle San Miguel, la calle Santa Bárbara, Carrer Major y la calle Cura Llinares.
En lo alto del casco antiguo se erige la Iglesia de Nuestra Señora de Consuelo que, con sus dos grandes cúpulas y su decoración mediterránea, es sin duda el monumento más destacado y visitado del municipio. Este magnífico templo fue construído en el siglo XIX sobre otro de menor tamaño y en un marcado estilo barroco.
Para obtener las mejores vistas que se pueden ver en Altea, te recomendamos el mirador de Portal Vell, un balcón con vistas infinitas al Mar Mediterráneo y al omnipresente Peñón de Ifach, y el mirador de los Cronistas.
Además de los miradores, hay numerosas galerías de arte, bares y restaurantes que conservan el ambiente tradicional mediterráneo. Si hay algo que hacer en Altea, concretamente en su casco histórico, es visitar la gran variedad de negocios locales que ofrece, como tiendas de artesanía, azoteas con vistas, bares, terrazas y restaurantes.
La Casa Cervantes, que se encuentra en la Calle Santa Bárbara, una de las más bonitas de Altea, destaca sobre todas las demás por su estilo neomudéjar de principios del siglo XX. Su nombre se debe a que fue construida por Francisco Martínez, un gran estudioso y apasionado de la obra de Miguel de Cervantes.
La iglesia ortodoxa rusa San Miguel Arcángel es, seguramente, uno de los edificios más curiosos que ver en Altea. Se trata de una preciosa iglesia ortodoxa de madera que fue levantada casi en su totalidad con materiales traídos directamente de Rusia. Está considerada como la primera iglesia ortodoxa de España, se comenzó a construir en el año 2002. Se pueden visitar los exteriores y el interior dentro de sus horarios de apertura. Además, el templo se encuentra muy cerca de la playa del Mascarat, que también merece la pena conocer.
Otra actividad que se puede hacer en Altea es practicar senderismo por el Parque Natural de Sierra Helada. Sierra Helada es un parque montañoso de seis kilómetros de largo. Llega a alcanzar los 439 metros de altura sobre el nivel del mar, por lo que las vistas del Mediterráneo son inmejorables.
Además de todo lo que tiene que ofrecer esta bella localidad, sus alrededores tienen poco que envidiar. Una excursión para conocer los alrededores es algo que sin duda debes hacer en Altea. Por ejemplo, puedes visitar el Castell de Guadalest; las Fonts d’Algar, una serie de cascadas naturales y pozas cristalinas de color turquesa a sólo 15 kilómetros de distancia de Altea; Jávea y sus magníficas playas; Benidorm, Denia o Alicante; o escalar el Peñón de Ifach.
Cómo llegar a Altea
Altea es una población muy bien comunicada por tierra, mar y aire con Europa y las principales ciudades españolas.
Altea dispone de magníficas conexiones gracias a las líneas de autobús. Existen diferentes compañías, nacionales e internacionales, que conectan ésta zona de la Costa Blanca con diferentes ciudades españolas, como Madrid y Barcelona, y países europeos como Alemania, Bélgica u Holanda. Las estaciones de autobuses de Benidorm y Calpe son las más cercanas.
Para llegar a Altea en tren, las estaciones más cercanas son las de Alicante, a 58 km., y la de Valencia, a 133 km. Ambas cuentan con conexiones diarias desde Madrid y Barcelona.
También está la línea férrea "El Trenet" que hace el recorrido Alicante - Denia, de vía estrecha, con parada en Altea y todos los pueblos de la zona.
Para llegar a Altea en avión, el aeropuerto más cercano a Altea es el Altet (Alicante), a unos 58 km de distancia. Otro aeropuerto importante es el de Manises (Valencia), situado a 133 km de Altea.
Los puertos marítimos más cercanos son el de Alicante, y el de Valencia, que conecta esta ciudad con las Islas Baleares. A 41 km se encuentra el puerto marítimo de Denia, que dispone conexiones con Palma de Mallorca e Ibiza.
Altea tiene fácil acceso por carretera, tanto por autopista como por carretera. Para llegar a Altea en coche, se puede ir por la carretera N-332 o por la autopista AP-7 (salida 64).
Dónde comer en Altea
En el paseo marítimo se pueden encontrar un montón de restaurantes donde degustar la gastronomía mediterránea pesquera y arrocera. También hay heladerías y bares para tomar algo. Las vistas desde esta zona son increíbles.
La plaza del ayuntamiento es la plaza céntrica del pueblo, conecta el paseo marítimo con el casco antiguo. Las calles que la cruzan están llenas de tiendas de todo tipo y varias cafeterías con terrazas para tomar algo.