Declarado Bien de Interés Cultural en 1964, el Palacio Ducal de los Borja de Gandia es el edificio civil más representativo de la localidad y uno de los más importantes de toda la Comunidad Valenciana. Se ubica junto al Ayuntamiento y la Colegiata de Santa María, en pleno centro del casco histórico de Gandía.
Es un edificio sorprendente ya que su exterior no representa la riqueza artística que sus interiores posee, sus diferentes reformas lo han dotado de una amalgama de estilos artísticos desde el siglo XV hasta el XIX.
Se comenzó a construir en el siglo XV a manos del rey Alfonso “el viejo” quién eligió el lugar más alto de toda Gandía para levantar el palacio del que sería primer duque real de Gandía aunque no sería hasta la época de los Borja el momento en el que el palacio adquirió todo su esplendor y belleza con las remodelaciones del Salón de Coronas, de Águilas y de la Galería Dorada.
Tras la muerte del undécimo duque Borja sin descendencia, el ducado permanece prácticamente un siglo abandonado, hasta que en 1890, la Compañía de Jesús adquirirá el inmueble en pública subasta momento en el que el edificio sufriría una gran restauración con el único fin de recuperar la belleza y el esplendor de la época de los Borja.
De todos los elementos destaca la fachada principal por ser uno de los pocos vestigios de la original construcción con una portada de medio punto que da acceso al zagúan o patio desde el que se acceden a las diferentes estancias del edificio.
Dentro del edificio, en la planta baja se encuentra el patio de armas y la iglesia del Sagrado Corazón que ocupa las antiguas caballerizas del edificio.
En la primera planta se encuentran las estancias nobles; la Cámara de la duquesa, donde se ubica la supuesta habitación en la que nació San Francisco de Borja, el Salón de Águilas o la Sala de los Estados de Cerdeña, que evoca a las posesiones que tenía la familia en esta zona.
Entre el piso principal y el tejado del palacio se encontraría la antigua cárcel del palacio.
El Salón de la Corona debe su nombre a la doble corona que tiene el artesonado y que provienen de la fusión de la coronas y Alejandro VI lo utilizó como símbolo en su coronación papal y serán ya sus propios hijos los que lo adoptarían como distintivo propio. A día de hoy la sala se decora con una ordenación cronológica de las principales escenas de la vida de Francisco de Borja. Al lado de este salón de ubica la Santa Capilla.
La Galería Dorada probablemente sea la estancia con más belleza y más característica de todo el palacio que la hacen un referente artístico del barroco valenciano concluyéndose a principios del siglo XVIII. La sala la forman cinco salas continuas separadas por pórticos de madera, decoradas en su totalidad con cartelas, acantos, grutescos y golpes de hojarasca bajo una estructuración basada en el color blanco en correspondencia con los elementos en relieve dorados que dan nombre a la sala.
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